Conocí a Luis Negrón personalmente hace años, un día que visitaba La Esquinita, un pequeño espacio con potencial de librería en Santurce Pop, que ya hoy es una en la calle Loíza, como bien se nombra, La Esquina. En aquel momento, me dijo que hacía falta más mujeres que narraran a Puerto Rico. Luego, comencé a tomar con él un taller de creación literaria de no ficción que no terminé porque la pandemia y los duelos hacen todo más complejo.