(Foto de archivo)
Este es momento para que las iglesias que se cantan muy liberales y aliadas se sienten a preguntarles a sus jóvenes y adolescentes queer cómo se sienten en sus comunidades eclesiásticas, y sentarse a reparar. Porque si ellxs desean pertenecer a ese espacio, tienen el derecho a que se les respete su dignidad, libertad y verdad.
Se sabe, se ha discutido y se ha luchado por utilizar la herramienta de la educación con perspectiva de género para deconstruir el patriarcado y desaprender sobre la violencia machista; sobre todo, en Puerto Rico, dado al sistema machista, agresivo y amarrado a tradiciones y a una cultura política que consume al país día tras día. Eso no es secreto. Durante marzo y principios de abril de 2020, cuando se expuso un patrón de acoso por parte del dueño de la línea de traje de baños Pauwii Swimwear, Julius Ortiz, y el propietario de la marca de transporte marítimo Yatea PR, Javier Marrero, reviví muchos momentos de mi infancia y pude entenderlos un poquito mejor.
Recordé una que otra cosa que me dijeron en escuela elemental, y me enfureció porque me percaté que no es solo mi experiencia. No dudo que muches otres pasaron por eventos similares o más violentos sin obtener justicia alguna.
(Pieza No estás sola, de Glorimarie Matías Rivera)
Glorimarie Matías Rivera tiene 21 años y muchas ganas de pintar un futuro distinto, uno mejor, uno más inclusivo; un futuro feminista. Consciente de lo poderosa que es la sororidad, a inicios de marzo agarró su iPad y dibujó, por primera vez en formato digital, dos figuras femeninas que se rozan las manos con tremenda quietud y que saltan al mundo real con sus miradas fijas en quien las contempla. El mensaje es simple: no estás sola. Pero también es puente y eco entre las décadas de acompañamiento y luchas feministas en Puerto Rico, y el futuro que la joven artista imagina y traza.