(Ilustración por Nazareth Dos Santos)
(Texto por Larissa Pagán)
¿Cuántas veces hemos oído en nuestra infancia “si un niño te molesta, es porque le gustas?”
Disminuir y romantizar, desde temprana edad, estos actos desagradables e inapropiados, perpetúa las prácticas machistas e incómodas en las relaciones afectivo-sexuales de la adolescencia, un patrón que continúa en la adultez.
Con el avance de la tecnología y las redes sociales, los malos hábitos se extrapolan al control obsesivo del móvil de las parejas, sus contactos y sus redes.