(Foto de Mari Blanca Robles)
Esta columna es una respuesta al comentario: “El gobernador le dijo puta y se prendieron. ¡Ah!, pero Anuel se los dice y lo aman”.
No es solo la deshumanización, la misoginia, el desprecio, la violencia machista discursiva, y el uso de una palabra a la que el sistema de hegemonía patriarcal le da una connotación con el fin de degradar, humillar, insultar y mantener oprimida a la mujer; sino que se trata de un funcionario con un llamado constitucional y responsabilidad con un pueblo entero quien menospreció a una clase oprimida, violentada y marginada.